Casa Vieja conserva sus gruesos muros de casi un metro de espesor, que datan de finales de 1800, fue durante cuatro generaciones residencia de nuestra numerosa familia y fué también en la década del 70 convento, donde vivieron las Religiosas de la congregación de la orden de San José Obrero.
La idea de reconvertirla en Hotel y abrir sus puertas a los huéspedes, nació del deseo de compartir el Natural Encanto que siempre disfrutamos de su sencilla y bella Arquitectura.
La Remodelación de Casa Vieja ha tenido como condiciones de partida el conservar el esquema arquitectónico y constructivo de sus orígenes y su entrañable alma de hogar.
Armoniosa convivencia entre la arquitectura tradicional y la exigencia de comodidad. Cada habitación es una pieza única donde las flores, la artesanía, colores, el fuego, crean una atmósfera muy especial en las habitaciones.
En un ambiente intimo y sólo para nuestros huéspedes tenemos, a su servicio el acogedor restaurante, para degustar exquisiteces de la zona y a la hora del desayuno elegir de nuestras variadas especialidades.