El turismo acaba de salir de la unidad de cuidados intensivos, tras haber recibido una brutal paliza por parte de la crisis financiera global, así como de la gripe AH1N1. Laurent Carrasset, director general de la cadena Orient-Express pa-ra el Perú y Argentina, señala que el enfermo se está recuperando, pero no a la velocidad que todos esperan.
A pesar de eso, Carra-sset afirma que hoteles como el Orient-Express ya se preparan para lo que será la recuperación del sector: acaban de adquirir el hotel Río Sagrado, en el Valle Sagrado, su quinta operación en el Perú.
¿Cuáles fueron las consecuencias, en su caso, de la crisis económica y de la gripe AH1N1, además de los conflictos sociales, que paralizaron las actividades en el Cusco y Puno?
La ocupabilidad cayó, dependiendo de la zona, entre 10% y 20%. En Lima no hemos tenido caída ni crecimiento. En Machu Picchu hubo una caída de 10%. El que más sufrió fue el Monasterio (Cusco), con una caída de 20%.
El resto se ha mantenido. En los trenes (Cusco—Machu Picchu) se ha mantenido el número de pasajeros transportados.
¿Podría afirmar que hubo crecimiento en ventas?
Aún estamos a la espera de los resultados, pero sería falso hablar de crecimiento. Nuestras utilidades cayeron.
Sin contar pago de impuestos, serán de US$35 millones. Hicimos muchos esfuerzos, pero mantuvimos a los empleados; tuvimos más vacaciones sin goce de haber, pero nadie perdió su trabajo.
¿Qué diría que ha sido peor para el turismo en el Perú, la crisis internacional o los conflictos sociales?
El mercado de Orient Express es básicamente el estadounidense, junto con el europeo, que han sido los más afectados por la crisis. América Latina se ha mantenido. Los conflictos no ayudan al desarrollo del turismo.
Las manifestaciones se ven en CNN o en la BBC. Es natural que los turistas tengan temor.
Sus principales inversiones están en el Cusco, tanto en hoteles como en trenes. ¿No tienen temor a largo plazo de que los conflictos terminen paralizando sus operaciones, como ha pasado en repetidas oportunidades el 2009?
No tengo ese sentimiento, no creo que los conflictos se vayan a intensificar. Entiendo que entramos a una etapa electoral y que se van a ver muchas manifestaciones, que producirán más conflictos, que seguramente van a afectar circuitos turísticos como el del Cusco.
Solo espero que los candidatos a dirigir el país entiendan que el rubro turístico es importante para el Perú.
¿Su inversión en el la remodelación del Beaterio de las Nazarenas (al lado del Monasterio) se retrasó por una cautela ante tanto conflicto? Tuvimos temas que aclarar con el Instituto Nacional de Cultura, pero todo ya fue rectificado. La remodelación y construcción va a comenzar este año. ¿Será una nueva operación hotelera o una expansión del Monasterio?
Será una extensión, la clase superior del Monasterio, que deberá estar lista para el segundo semestre del 2011.
¿Cuál será su plan de inversión para los próximos años en hoteles?
La inversión en Las Nazarenas será de US$13 millones. Acabamos de adquirir el Río Sagrado por US$7 millones. La meta es consolidar estas operaciones, así como las que ya tenemos en Cusco (Monasterio), Machu Picchu (Machu Picchu Sanctuary Lodge), Lima (Miraflores Park Hotel) y Arequipa (Casitas del Colca).
Con la compra de Río Sagrado se adelantaron al proyecto del Hotel Libertador (Grupo Brescia) en el valle Sagrado, en el segmento de lujo. ¿Qué harán para diferenciarse del resto de proyectos que se vienen en ese destino? Como siempre, vamos a competir con la exclusividad.
Siempre somos los más caros en los lugares donde estamos, con la ocupabilidad más alta. Eso significa que el turista está dispuesto a pagar por un servicio único y exclusivo. Nuestro nombre aporta mucho valor a nuestros hoteles.
¿Van a reemplazar el nombre “Río Sagrado”? Sí, pero todavía no tenemos un nombre. ¿No miran otros proyectos además de los que ya poseen?
Tenemos un par de proyectos pero que aún deben madurar con el tiempo. ¿En dónde? En el norte. ¿Playas? No, en Amazonas, pero aún estamos viendo.
En trenes, tras un complejo proceso, en que uno de sus directores se oponía a la competencia… Lo importante es que ya hay competencia. Era algo necesario. Sabemos que ya uno opera (Inca Rail).
El otro (Andean Railways) todavía no, pero no por un inconveniente sino por motivos de ellos. Es una alivio que haya competencia, eso es sano, hace que uno mejore y ofrezca mejores productos.
¿Van a reducir sus tarifas en trenes por el ingreso de más competencia?
Absolutamente no. Nosotros aumentamos tarifas, no las bajamos. Tenemos 10 años de experiencia versus nuevos operadores, somos muy competitivos, tenemos un gran producto a precios razonables.
¿Cuáles son sus perspectivas respecto a su actividad ferroviaria?
En trenes ya hemos invertido US$250 millones. Existen oportunidades inte- resantes en transporte de minerales, en Cerro Verde, donde llevamos el cobre desde la mina hasta La Joya en camiones, y allí hacemos un trasvase en tren hasta el puerto de Matarani. Es el único sistema bimodal que existe en el Perú.
Tenemos cinco años con esta operación y nos va bastante bien. Somos más eficientes, competitivos, limpios y rápidos.
¿Piensan crecer más en este negocio?
Sí, esta actividad nos ayudó a mantenernos durante la crisis. Tenemos dos contratos encaminados con mineras peruanas, pero no podemos revelar el nombre.
¿Podría decir dónde estarán estas operaciones?
En el sur.
¿Es el único país del mundo en el que Orient-Express se ha diversificado, a la par de su actividad en turismo, en transporte de minerales?
Sí, es la única parte del mundo donde hacemos esta operación. Nos interesa aprovechar el potencial minero del país, sobre todo porque tenemos la vía para hacer el trabajo.
Acabamos de invertir US$25 millones, en Cerro Verde han sido US$10 millones. Vemos otros proyectos para invertir, que alcanzarían los US$50 millones.
¿Cómo evalúa estos 10 años en el Perú, en especial en el Cusco, un destino valorado, pero con dificultades, sobre todo por la sensibilidad de las autoridades y los vecinos a la inversión privada?
Entendemos la preocupación de todos. No queremos que el Cusco y Machu Picchu se vuelvan lugares en los que se construye sin ninguna norma. Simplemente, se perdería el encanto.
Entendemos que existen restricciones y nosotros las respetamos. Es fastidioso de vez en cuando, pero comprendemos las razones. Han sido diez años buenos. El ministro de Comercio Exterior y Turismo ha dicho que este año el número de turistas que llegará al Perú crecerá en 10% respecto al 2009.
¿Usted coincidiría con esa afirmación?
La recuperación se verá el 2011, con un pequeño incremento hacia el segundo semestre del 2010. El turismo se mantendrá estancado durante este año. No creceremos, pero tampoco vamos a decrecer.
Eso pasará en el Perú como en todo el mundo. A fines del 2008 dije los mismo, que el turismo no crecería, y eso es lo que ha pasado. En ese contexto, ¿cuáles son sus metas para el 2010? En ocupabilidad queremos crecer 10%, en promedio. Queremos que el Monasterio crezca a 70%, Lima a 80%, Machu Picchu a 70% y las Casitas del Colca, entre 45% y 50%. Vamos a consolidar también el restaurante en Lima, Mesa 18, que está en el Miraflores Park Hotel, con vista a la calle.
Otra meta concreta es buscar más clientes en el globo, sobre todo en Asia y Europa del Este, donde existe mucho potencial por aprovechar.
En la región, ¿cómo considera Orient-Express su operación en el Perú?
Estamos en México y Brasil, nos interesa estar en Argentina, pero la inversión más importante está en el Perú.
¿Cuánto han invertido en estos diez años en el Perú? Sin contar las Nazarenas y Río Sagrado son US$85 millones, más US$250 millones en trenes. ¿Cómo diría que son sus relaciones con la población?
Muy buenas. Siempre hemos tenido una buena relación. En Machu Picchu tenemos una escuela agrícola, donde hay estudiantes de las comunidades. Enseñamos agricultura, inglés, cocina, les explicamos lo que necesitamos para los hoteles. Nos comprometemos a comprar sus cosechas.
Eso mismo hacemos con la gente que cultiva truchas y papas. Sin embargo, la gente sigue poniendo, literalmente, piedras en el camino.
¿Qué van a hacer para evitar esto? Hacerle entender más a la gente la importancia del turismo. Son divisas, empleos. ¿Cómo? No lo sé.
Fuente:El Comercio.