Si nunca ha pisado Huánuco o Tingo María, no se extrañe de la sana rivalidad entre sus pobladores. Cómo no se van a comparar si son totalmente distintos. Y eso no está mal. Cada lugar tiene algo por ofrecer. Tierras generosas como les dicen.
DE HACIENDAS Y CASAS
Llegamos a Huánuco por tierra después de 10 horas de viaje, pasando por La Oroya. No se fíe y tómese una pastilla para combatir el mal de altura y la travesía empezará muy bien. Una vez en la ciudad destino, el clima no será un problema. No piense que por ser sierra, en Huánuco hace mucho frío. Nada más falso. Aquí no hay temperaturas extremas, es templado todo el año y por eso resulta buena idea visitar las pampas de este departamento ubicado en la parte central del país.
Un lugar emblemático justamente allí es la hacienda Cachigaga, una casa de estilo colonial. Don Honorato López nos recibe para contarnos cómo se obtiene la caña de azúcar y sus derivados como el aguardiente, vinagre, la chancaca y otros, todos son parte del negocio familiar. Empezamos por conocer las plantaciones y terminamos, cómo no, con un brindis en la sala de recepción y ventas de la casona, donde el visitante puede degustar los productos y adquirirlos por supuesto. En Lima, puede hacer lo propio en el bar Trapiche de Barranco.
Avanzando, a 14 km de la ciudad se ubica la localidad de Tomayquichua, célebre por albergar las casas de Micaela Villegas, más conocida como la Perricholi y del escritor Enrique López Albújar, que se inspiró en este lugar para escribir su novela “El Hechizo de Tomayquichua”. Ambas residencias tienen los característicos techos de tejas rojas y están ubicadas en las faldas de los cerros bajo un cielo azul serrano, cálido y brillante. A la casa de la Perricholi se puede ingresar y apreciar sus objetos personales. Lo recomendable es hospedarse en la ciudad de Huánuco pues su oferta hotelera es amplia.
DE LA SELVA SU CERRO
Uno sabe que está arribando a Tingo María cuando el paisaje cambia bruscamente (los cerros se visten de verde) y la temperatura empieza a elevarse. No en vano es conocida como la puerta de ingreso a la Amazonía peruana. Además, solo dos horas separan a Huánuco de esta ciudad gracias a una pista muy bien asfaltada y segura.
Recorrer los principales atractivos de esta ciudad tropical resulta sencillo. Todos quedan cerca y los taxis y mototaxis abundan en la zona.
Puede empezar por el Jardín Botánico donde podrá observar los árboles y flores de la zona. La entrada es gratuita, transite por sus pasillos tranquilos, mientras aprende de sus especies más raras usadas en la medicina alternativa. Si se quiere dar un chapuzón, será buena idea visitar la catarata de San Carmen, caída de aguas cristalinas que se encuentra cruzando el puente Pérez. En el camino podrá apreciar plantaciones de árboles frutales y bosques naturales. Otra opción es el balneario de la Cueva de las Pavas. Aquí se puede apreciar gran variedad de orquídeas, mariposas, rosas y aves.
Antes de terminar el día, le aconsejamos sentarse en una de las bancas de la Plaza de Armas, o mejor aún ir al mirador cerca de allí, para apreciar la ciudad de la Bella Durmiente, llamada así por la forma del cerro que la circunda. Y para descansar a sus anchas, le recomendamos el hotel Madera Verde, construido en los años 30 con materiales de la zona.
PARADA OBLIGADA
Al día siguiente, debe visitar el Parque Nacional de Tingo María, que tiene una extensión de más de cuatro mil hectáreas llenas de parajes con abundante flora y fauna de la zona que se busca rescatar. Allí, puede dedicar toda una mañana a conocer otros atractivos como la Cueva de las Lechuzas, cavernas subterráneas con alucinantes estalactitas, habitadas por guácharos, aves muy parecidas a las lechuzas. Nos vamos con demasiados lugares por visitar y la promesa de regresar para completar el tour.