Según este organismo, la mayor ciudadela en adobe de América y segunda del mundo sufre por tres razones: cuestiones meteorológicas, aguas subterráneas y presión demográfica.

 

Sin embargo, Francesco Bandarín, director del Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco, quien se encuentra de visita en nuestra capital, considera que el Estado viene actuando “en buena dirección” para conservarlo. El funcionario hizo ayer un viaje a Trujillo para observar el estado en que se halla la ciudadela, amenazada por invasiones y por construcciones irregulares.

 

El Gobierno ha demolido algunas de estas edificaciones –reconoció Bandarín–, pero dijo que es necesario establecer una zona estrecha de control para que la ciudad de Trujillo no termine engullendo a la antigua urbe de barro dentro de su casco urbano.

 

En cuanto al fenómeno meteorológico El Niño, que trae cambios muy bruscos de temperatura y abundantes lluvias torrenciales con periodicidad irregular, el especialista señaló que “se ha hecho mucho para reconstruir las partes dañadas y cubrir algunas zonas con techos temporales; asimismo, se ha construido canales para el drenaje de las aguas”.

 

De otro lado, Bandarín sostuvo, en referencia al promedio diario de dos mil turistas que recibe Machu Picchu, que se está llegando al tope máximo de visitas permitidas para el santuario.

 

Por ello, animó al Gobierno a que ponga en marcha un mecanismo que limite las visitas con un sistema de programación previo.

 

FUENTE: PERÚ 21